domingo, 9 de enero de 2011

Es mi hora. Olvídame y no vuelvas jamás.


Sin duda, no pensé que iba a acabar así. Sabía que ya se había acabado, pero no que iba a continuar.
Espero que saques algo en claro de todo esto; yo sin duda lo hice, no apostar tanto por las cosas, no crearme ilusiones en la gente, no temer a lo que me digan y sobre todo, no temer a nadie.
Tuviste tu oportunidad, de decírmelo todo frente a frente, como yo lo hice, pero sin embargo descartaste esa posibilidad, es mejor contárselo a todo el mundo mediante un blog ¿verdad? En ese momento pensé que todo estaba más o menos arreglado, que necesitaríamos nuestro tiempo, pero no que te guardabas todo lo malo y lo explotabas por otra parte; tú misma me dijiste que lo soltase todo ¿por qué no lo hiciste tú? Ahora, sinceramente, me da igual, ya no eres nada.
Decirte que durante mucho tiempo fuiste alguien realmente importante para mí, te llegué incluso a considerar como mi mejor amiga; Pero de eso ya hace demasiado tiempo. Sí, tuvimos nuestros altibajos, pero eramos inseparables hasta que todo se fue a pique.
Crecí y buscaba nuevas cosas, no estancarme en los problemas del pasado. Con lo acontecido, había madurado, había sabido hacer frente a algo demasiado grave y no, ya no necesitaba a alguien a mi lado que estuviese mal por problemas insignificantes y que ignorase todo cuanto a mí me acontecía mientras que yo te escuchaba todo el tiempo, te pasase lo que te pasase, y te apoyaba, cosa que no recuerdo que hicieras tú. Decirte que esto solo no lo pensaba yo sola, había más gente que argumentaba igual.
Nunca te negaré que los momentos buenos no fueron buenos, sí, pero eso ya terminó. Eran cosas de crías. No me gustó jamás tu narcisismo, tu afán por intentar crear un velo en el cual podía leerse que todo era perfecto.
Espero que algún día puedas decirme todo lo que te guardaste. Borra mi sonrisa de tu mente.

sábado, 8 de enero de 2011

La ventana siempre fue una solución real.


Me encanta escuchar cómo llueve en la ciudad; el olor del asfalto mojado entrando por la ventana es uno de los pequeños placeres gratuitos que a mi se me ofrecen.
Y buscar, en un intento desesperado, aquel toque de suerte que me ayude a olvidar todo aquel dolor acumulado, un año después, sin saber como hoy sigo aquí, luchando por lo que más deseo.
Se ha ido demostrando que los sueños de los dos se entrelazan, se conectan, siempre partiendo de la misma base, construyendo un futuro no demasiado lejano, pero juntos. Sueños, todo el mundo tiene esos sueños.
Pero hoy ya no estás y esta situación no sé hasta donde puede llegar. Te doy las gracias por compartir estas últimas semanas conmigo pero también te maldigo, por acostumbrarme a tu calor y dejarme ahora aquí, sola, sin saber qué hacer, esperándote, esperando oír el sonido de tu moto, en este loco día de Enero.
Parece que las cosas fueron a mejor, sí, pero nunca nada está del todo bien. No creo en Dios, creo en ti.
Lagrimones salados corriendo por mis mejillas, con el reloj marcando las horas durante la madrugada. Me falta la respiración, me faltas tú. Hoy mi cama está más vacía que nunca. Me agarro a las sábanas y me aguanto las ganas, susurrando una y otra vez: Si has de hacerlo, que sea sutil.