sábado, 25 de septiembre de 2010

Down from heaven.


Algún día, como era de esperar, caer de tu nube; tenías que volver a la realidad y darte cuenta de una vez que la vida no es como pensamos, como nos dicen de pequeños, un cuento de hadas y princesas, donde todo tiene un final feliz, donde cuando uno llora, es de felicidad. Sí, hay momentos en que lloras de felicidad pero lamentablemente momentos como estos son escasos.
Ver a una de tus mejores amigas llorar, por una muerte, que nunca debió pasar, demasiado jóven, demasiado por vivir aún, te destroza todos los esquemas. Sí, es ley de vida, nacer para en algún momento morir, pero es duro, duro de asimilar y quieras o no, esa persona se te queda grabada en el alma, por más que lo intentés, jamás la podrás olvidar. No quieres, no quieres que ocurra, no quieres creer que ha pasado, pero es así.
Esa persona siempre estará entre nosotros, viva, si mantenemos vivo su recuerdo, si tenemos en mente los mejores momentos pasados con él... Y, si nos sirve de consuelo, podemos pensar que cada vez queda menos para reencontrarnos, allá donde van las almas que prescinden de cuerpo, donde realmente no existen los problemas. Poder volver a verle y llorar, realmente, de felicidad. Feliz por un reencuentro tan esperado.

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